domingo, 5 de septiembre de 2010

NEPAL, Pokhara conocido como el pequeño Tíbet

lago  Phewa


Pokhara se encuentra en una importante ruta comercial antigua entre el Tíbet y India.Una turística ciudad nepalí al borde de un lago.
La calle principal está abarrotada de restaurantes, cafés, comercios de suvenir y también de ropa de montaña. Las agencias de turismo ofrecen trekkings de varios días, rafting, city tours, alquiler de bicicletas y un largo etc. 






La primera noche dormimos en uno de los primeros GH que vimos. Ya el resto de nuestra estancia en Pokhara la pasamos en el Placid Valley Lodge. Llegamos a este lugar por medio de Germán y Mauricio, ambos argentinos y gente fina, que conocimos cenando y nos hablaron muy bien del Placid Valley. Rabin, propietario del GH con ocho habitaciones y un estupendo jardín, nos recibió muy amigablemente y siempre estuvo atento a cualquier necesidad que tuviéramos. El mismo Rabin nos explicó los posibles trekikings que se podían realizar en la región de los Annapurnas y consiguió que nos picara el gusanillo.


El día cinco de agosto y después de dos días preparando la marcha, nos pusimos en ruta hacia el Annapurna Sanctuary, o Annapurna Base Camp. Este lugar se encuentra a 4.130m de altitud, y desde aquí parten las expediciones que pretenden escalar las cumbres a su vuelta. Entre ellos el Annapurna I, arriba de los ocho mil. La temporada de monzón no es la idónea para estas excursiones, principalmente por la lluvia y porque las frecuentes nubes y nieblas ocultan el paisaje de los altos picos del Himalaya.

Decidimos ascender sin guía ni porteadores, a pelo vaya. Nos pertrechamos con un mapa, un equipo básico y ligero, y dejamos en el hotel el equipaje pesado y desnecesario. Si todo iba bien podríamos llegar al ABC en unos cinco días, y a razón de seis horas de marcha por día. A priori parecía asequible. 

Granduk (1940 m)


El paisaje del verde valle, y del camino que atravesando aldeas y arrozales se adentraba en la cordillera, nos atraía irremediablemente. Las montañas, que por estas fechas rujen por boca de sus caudalosos ríos blancos, se levantaban verticales y llenas de vegetación.  


Después de horas caminando nos encontramos con la primera subida por una empinada escalera de piedra. Cientos de escalones dispuestos para llegar hasta la cima, o hasta el siguiente valle. Allí los caminos son así. Miles de escalones que suben y bajan, y que se usan como únicas vías para desplazarte de un lugar a otro.

Anduvimos paso a paso mientras admirábamos la hermosura de aquel lugar y de sus gentes, fuertes y rudas. Es fantástico como en este rincón del planeta y a nuestro modo de entender, existe un equilibrio sostenible que explota la riqueza natural a través del turismo, y al mismo tiempo preserva el entorno y el modo de vida tradicional de este pueblo. Ya no se tienen diez o veinte búfalos, ahora tan sólo un par de ellos, pero se siguen cultivando arroz, verduras y maíz, que son parte fundamental de su dieta y de los que allí nos adentramos. 


Resulta sorprendente cruzarse con pequeños grupos de sonrientes y curiosos escolares uniformados que se dirigen a sus respectivas aulas. Algunos andan más de una hora para llegar al colegio, y la gran mayoría  enfrenta el camino calzados con chanclas y un paraguas plegable en la mochila por si les pilla el chaparrón.  
Día tras día progresamos en el duro ascenso al campo base. Y al final de cada etapa: Ghandrunk, Chomrong, Bamboo y Deurali, nos alimentábamos y descansábamos para continuar caminando al día siguiente. 
Encontramos excursionistas de diferentes países, algunos acompañados de sus guías nepalís, con los que nos encantaba charlar y bromear. Otros en grupo o inclusive solitarios aventureros que realizan la ascensión en tan sólo tres días.
Siempre hay gente en el camino, cuando no son porteadores que abastecen las aldeas, son moradores que  traen la comida de los búfalos. O los conducen en manada a su baño diario de lodo. Que vida buena tienen estos animales. A la piscina de barro por la mañana para huir del sol. Por la tarde al establo a comer todo lo que puedan, y por último les lavan en el rio antes de ir a dormir.











Cuando ves la pesada cesta que un aldeano o aldeana de sesenta años y fumador, carga en la espalda peldaño arriba para alimentar a una búfala, entiendes lo importante que es para esas personas, la leche que el animal ofrece en troca. 
Llegar al santuario fue celebrado como se merece, ya que tanto Indiana como Jones sudaron, y no sabéis como, para llegar a este culmen. Nos gustó pensar que el Machapochare, cima sagrada para los nepalís abrió las nubes y dejó entrar el sol del atardecer para que pudiéramos observar la deslumbrante belleza de las cumbres a nuestro alrededor. Todas blancas, cubiertas de hielos milenarios, y elevadas aún miles de metros sobre nuestras cabezas. Agradecimos a la montaña por aquel regalo y porque nos hubiera permitido llegar tan a sus adentros. Nos enamoraron la extraordinaria naturaleza que vimos en aquellos días entre bosques y ríos. Los pequeños y tradicionales pueblos que agarrados a las faldas de las altas lomas parecían querer desafiar a la ley de la gravedad. Y sin lugar a dudas la amabilidad y el calor de las orgullosas gentes de la montaña.    

Descendimos satisfechos por haber llegado hasta la meta propuesta, y felices por haber superado el duro trecho que nos separaba de nuestro objetivo. Antes de volver al asfalto, sin embargo, recibimos una última lección.Caminamos todo un día bajo  permanente y grosa lluvia,  para recordarnos que a esta montaña y en estas fechas, no se puede venir sin capa de lluvia.

De vuelta a Pokhara disfrutamos de un merecido descanso, y cuando Idiana y Jones se percataron que sus barrigas volvían a aumentar de tamaño, decidieron poner pies en polvorosa. De vuelta a empacar y al bus. Que pereza. Y si nos vamos navegando sugirió pícaro Jones. Como así? Respondió Indiana.



Mira, rafting por el lower Seti. Un paseo que habitualmente requiere tres días y  acampar en el rio, en estas fechas era posible recorrerlo en tan solo tres horas. ¡Emocionante! Además de ser el broche perfecto a un Nepal delicioso, el bote nos dejaría cerquita de la frontera con India, y no tendríamos que sufrir interminables horas de autobús.

Nos costó decidirnos. Pero después de muchas deliberaciones, optamos por volver y darle una nueva oportunidad a la India de todos los sentidos, la incredible India. Esta vez Kathmandú tendría que esperar.  
























(Una reciente normativa impide retornar a India si no han transcurrido al menos dos meses, desde que se abandona el país. Si como en nuestro caso, y el de infinidad de otros viajeros, se pretende volver a India en un plazo inferior al que señala la normativa, se puede solicitar un “Endorsement”. Es un permiso que hay que tramitar en Embajadas u oficinas gubernamentales habilitadas, y que exime al viajero de esta restricción. Pagas la correspondiente tasa y te ponen un sello más en el pasaporte.

Entramos en Nepal por el paso fronterizo de Sonauli. Caminamos por la carretera polvorienta que une ambos países y por la cual cruzaban de una lado a otro sin ningún control aparente, vehículos a motor cargados de las formas más diversas, bicis, peatones y vacas.

En el tenderete que habilitan a modo de oficina de inmigración, que más bien parecía un comercio local, nos estamparon el sello de salida en los pasaportes, y nos aseguraron que con eso sería suficiente para entrar nuevamente en India sin ningún tipo de restricción. Mentira y gorda. Después de las tres semanas que pasamos en Nepal, y cara a cara con el mismo tipo que nos juró y perjuró que no habría problema en volver a India antes dos meses, nos quedamos boquiabiertos al escuchar de su boca “big problem”. Al final pagamos allí mismo el importe que cobran por el endorsement que te permite regresar a India en un plazo inferior a los dos meses que estipula la normativa. Tuvimos suerte ya que aunque pagamos lo mismo que otros viajeros que realizaron el procedimiento en la embajada de India en Katmandhu, la forma en que salvamos la situación fue la de un descarado soborno, dinero al cajón, nuevo sello de entrada en el pasaporte y tira que aquí no pasa nada)



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato del treking dsd Pokhara, no os preocupeis d Kathmandu no os perdeis nada, no es autentico demasiado explotado por montañeros, curiosos y turistas. Continuar informandonos, los fans os seguimos ! Besos a los 2
By Pedro Yerro

Anónimo dijo...

Acabei de ler o texto novo. Adoro esse bloooooooog!!!
Beijos, esperando as novas aventuras.

By Telaraña Canciones