jueves, 4 de noviembre de 2010

JAIPUR - La ville en rose

Esta vez el tren no disponía de la ya familiar y relativamente confortable sleeper class, así que nos tocó viajar en lo que la red de ferrocarriles indios denomina passenger train.  O lo que es lo mismo, pilla sitio si puedes y no te muevas porque te lo quitan. Aunque separados, conseguimos acomodarnos, y también nuestras mochilas. No obstante y a medida que el tren realizaba paradas, sus vagones se fueron llenando hasta límites insospechados. Una vez más la paciencia y tolerancia de los indios, tal vez más acostumbrados a desplazarse durante horas apretados como sardinas en lata, se pusieron de manifiesto. Con un simple gesto de la mano te dicen: échate pallá y déjame un huequito, y donde hay espacio previsto para tres se acomodan cinco y hasta seis personas. Nadie protesta, al contrario, las personas se estrujan un poco más y allí le hacen hueco a un viajero más. Hoy por ti, mañana por mí.


Así llegamos a Jaipur, a las once de la noche y algo tarde para lo acostumbrado, ya que usualmente intentábamos llegar a destino antes del anochecer con objetivo de evitar pagar precios altos por no tener tiempo de elegir y negociar el alojamiento que mejor se adecuase a nuestro presupuesto. Al final usamos nuestros recursos y encontramos solución llorando por un descuento en un hotel de categoría superior, el cual obtuvimos después de mucho insistir y donde por fin y ya entrada la madrugada, nos pudimos dar una ducha y descansar.

 Jaipur nos sorprendió por ser una ciudad bastante desarrollada, con mucha actividad y por ello algo caótica y con mucho tráfico. No obstante su dimensión nos animó a caminar hasta el centro histórico o ciudad vieja para recorrer las estrechas calles de su gran bazar. Siempre es divertido observar la enorme diversidad de mercancías que se venden en estos lugares. Al cabo de algún tiempo caminando los bocinazos de las incontables motocicletas que se abren paso entre peatones y vacas, van mermando la curiosidad y acaban por desesperarte. Para remediarlo decidimos probar los masajes ayurvedicas, que son masajes tradicionales pero regados a oleos y esencias medicinales. En general las terapias ayurvedicas están muy de moda en India y fuera de ella y desde luego a nosotros nos dejó suavecitos.


Para finalizar Jaipur negociamos medio día con un simpático y joven conductor de rickshaw con el fin de optimizar nuestro tiempo. Elegimos visitar un museo al aire libre lleno de estructuras que permiten medir con precisión latitudes, longitudes y muchas otras variables astrológicas y astronómicas. Todo fue construido gracias al afán de conocimiento del cosmos de su mecenas y artífice el señor marajá de la época y allá para el siglo XVI ó XVII.
 

Después unas tumbas donde reinaba una paz y tranquilidad que apreciamos sin prisas, y con las mismas a la estación de autobuses. 





Próxima parada Pushkar, ciudad sagrada y frecuentemente recomendada por otros viajeros para dejar correr el tiempo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Passei aqui pra me atualizar: estava 2 cronicas atrasada...Amei!!!!
Beijos enormes....
Saúde e luz pros dois...
By Telaraña Canciones

Anónimo dijo...

Parabens!!! blog tah 10!!!
by Ubirajara Theodoro Schier

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog Michelle&Luis!!!
un beso enorme desde Bilbao!!!
by Leire Rubio

Anónimo dijo...

O máximo Mi&Lu!!! Estou acompanhando a trajetória de vcs. Amooooooooooooooooooooooooooo
Saudades mega! bj, bj, bj ao casal
By Judis Oliveira

Anónimo dijo...

O máximo Mi&Lu!!! Estou acompanhando a trajetória de vcs. Amooooooooooooooooooooooooooo
Saudades mega! bj, bj, bj ao casal
By Judis Oliveira

Anónimo dijo...

O blog está demásssssss!
by Camila Carnin

Anónimo dijo...

Demais o blog! Vou devorar!
by Mariana Moraes

Anónimo dijo...

Estou acompanhando hein...não para !!!! as fotos estão maravilhosas ...
by Debora Rapetti