martes, 19 de octubre de 2010

AGRA - Nuestra historia en el inigualable túmulo blanco

Que fabulosos días tuvimos en Khajuraho y Orccha! Sin embargo aún nos quedaban un par de ciudades antes de la siguiente parada prolongada que sería de unos cuatro días en la ciudad de Pushkar.

Si bien la sensación que nos abordaba no era precisamente de entusiasmo ya que no iríamos a descubrir nada “nuevo”, nos motivamos con la idea de apreciar esta maravilla arquitectónica, y saber que con ello, y al final, nuestro tour Indio estaría redondito.


Jones se levantó medio apático, y aunque tenía la batería cargada para continuar con la mochila al hombro, su energía parecía disiparse con inusual rapidez. Me siento extraño, creo que algo no está en su sitio, le decía a su fiel compañera. Como la noche anterior el sabio cuerpo de Indiana puso fuera de sí todo lo ingerido apenas una hora después de haber consumido el alimento que fuera su cena, ambos comenzaron a atar cabos. Caramba que mala suerte; con lo bien que íbamos. Jones aguantó hasta llegar al guest house de Agra, pero poco después se derrumbó en la cama abatido por un gran malestar acorde con los treinta y nueve grados de su temperatura corporal.


La madre que los parió, maldecía él a sabiendas que esto no sería consuelo ni solución al mal que sufría. La situación no mejoraba a pesar de los cuidados y todo el cariño que Indiana suministró a Jones. Juntos decidieron poner en marcha el plan de choque, y cruzaron los dedos para que funcionase. Antibiótico contra la galopante diarrea y suero de hidratación fueron finalmente efectivos, y en menos de cuarenta y ocho horas Jones estaba felizmente repuesto.


El lugar donde nos hospedamos, económico y confortable, resultó de gran ayuda en aquella parada forzosa. Programamos la visita al mayor y probablemente más hermoso monumento construido en nombre del amor. Seguro que la mayoría conocéis la historia de este inigualable túmulo blanco, y si no ya sabéis, recurrid a vuestra fuente de información favorita.



Madrugamos mucho para evitar las multitudes de turistas que tanto indios como extranjeros, y sin razón de día o época del año, abarrotan cada canto del monumento más famoso de India. Mismo abonando mucho más de lo que llegáramos a pagar por visitar cualquier otro lugar de interés cultural en el país de Gandhi, la experiencia fue positiva y merecedora del monto pagado. Disfrutamos muchísimo caminando descalzos sobre el mármol, admirando la simetría de sus estructuras y sintiendo el amor razón de su existencia irradiado por sus paredes blancas y repletas de ricos y laboriosos detalles.



Rondando ya el medio día y después de haber tomado un ligero desayuno a base de fruta, tostadas y el habitual black tea, nos propusimos visitar otro de los puntos turísticos de la ciudad, el fuerte de Agra. La robusta fortaleza construida en piedra roja alberga palacios, diversas salas del trono decoradas con todo lujo de detalles, jardines con fuentes, y desde su zona más elevada es posible divisar el rio, el Taj Mahal a su vera, y parte de la ciudad.



Agotados por el madrugón y el sofocante calor corrimos al guest house donde negociamos un late check out para poder dormir una siesta antes de emprender el viaje hasta Jaipur.

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